Este año se llevará a cabo la novena Conferencia de las Partes del Convenio Marco para el Control del Tabaco de la OMS. Paradójicamente, todos los involucrados en la industria del tabaco, desde cultivadores hasta consumidores, han sido excluidos.
El Convenio Marco para el Control del Tabaco (CMCT) es uno de los tratados más importantes en la historia de la política internacional. Desde que fue adoptado en mayo de 2003, se ha convertido en el convenio que más países han ratificado desde la creación de Naciones Unidas.
Su tarea es regular todas las actividades asociadas con la industria del tabaco. Esto incluye producción, distribución, venta, publicidad e impuestos. Cada dos años se realiza una conferencia en la que participan todos los firmantes del Convenio y de ella resultan decisiones que son vinculantes y se deben implementar en los países que han suscrito este tratado.
Pero a pesar de que toda la labor relacionada con este Convenio está relacionada con la industria del tabaco, esta tiene las puertas totalmente cerradas para participar en cualquier discusión. No hay representación para los cultivadores, fabricantes, vendedores o consumidores del tabaco. Incluso los periodistas que buscan participar en la Conferencia de las Partes –que este año se llevará a cabo de manera virtual entre el 8 y el 13 de noviembre– deben declarar y demostrar que no tiene ningún tipo de vínculo con la industria del tabaco.
Esto indica que el CMCT y la Conferencia de las Partes son organismos absolutamente unilaterales que no están teniendo en cuenta en ninguna medida a los integrantes de la industria tabacalera, que es precisamente la que regulan.
¿Por qué esto es un problema?
Este tipo de enfoque no tendría ningún problema si habláramos de organismos, instituciones o gobiernos de carácter totalitario. Sin embargo, se supone que las Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud (OMS) como parte de ella están creadas y funcionan bajo principios democráticos y participativos. Se supone también que tienen en cuenta y, más que eso, velan por los derechos de la población mundial.
Por ese motivo, los mecanismos y espacios de participación que se han planteado para la COP9 van en contravía de los principios que deberían guiar a estas instituciones y de los derechos de los involucrados en la discusión. Se está impidiendo la participación pública de un grupo enorme de personas que se verán directamente afectadas por las decisiones que se tomen en la Conferencia y se está anulando toda forma de disenso o protesta.
Como resultado de lo anterior, en la Conferencia de las Partes se reúne un gran grupo de legisladores de distintos países, con opiniones, intereses y propuestas similares. Sin ningún tipo de contraargumento u oposición podrán tomar decisiones que sus países deberán replicar sin tener en cuenta las perspectivas diversas sobre el asunto ni las necesidades particulares de cada una de las sociedades que afectarán.
¿Dónde queda la libertad individual?
Igualmente, en este debate no se puede olvidar la discusión acerca de las libertades civiles. Si bien es cierto que los organismos internacionales y los Estados tienen el deber de proteger a las personas y que, en este caso específico, deben salvaguardar la salud de las personas que no fuman por medio de regulaciones a los fumadores, es bastante discutible que tengan el derecho de obligar a los fumadores a dejar de fumar.
Si esto se acepta, se daría un primer paso para permitir todo tipo de controles arbitrarios sobre la vida de las personas, que podrían pasar por la dieta que llevan, su nivel de actividad física o la práctica de deportes de alto riesgo.
Aunque suene exagerado, es importante contemplar estas posibles consecuencias antes de descartar ligeramente las objeciones a estas tendencias autoritarias en organizaciones de salud tan importantes como la OMS. De hecho, es fundamental ejercer control civil y resistencia frente a estas expresiones de autoritarismo, pues de ellas se derivan consecuencias negativas para un gran número de personas que no han tenido la posibilidad de hacer oír su voz.
Por lo anterior, es importante que las instituciones y organizaciones que se encargan de tomar decisiones que afectan la economía y la salud pública en todo el mundo renuncien a su actitud de superioridad moral y empiecen a escuchar y estudiar otras perspectivas que les permitan decidir de una manera más informada, más justa y más adecuada a las necesidades de todos los ciudadanos.
Este artículo lo adaptó el equipo de Vaping Today. Fuente: Autocratic WHO excludes stakeholders from tobacco control. Si encuentra algún error, inconsistencia o tiene información que pueda complementar el texto, comuníquese utilizando el formulario de contacto o por correo electrónico a redaccion@thevapingtoday.com.
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