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¿A esto le llaman ciencia?

La ciencia en cualquier momento se puede aliar con el bando equivocado. Sin embargo, la evidencia, los buenos procesos y el rigor en la investigación científica aportan todo lo necesario para convertir un hecho controvertido en una realidad irrefutable. El vapeo ha sufrido ataques sin sentido, amarillismo desmedido y desinformación que, al final del día, comprometen la salud de los fumadores y perpetúan el negocio del tabaquismo. Estos fueron 7 artículos, estudios o publicaciones que, intentando demeritar al vapeo, terminaron haciendo el ridículo.

En el campo científico, “estadísticamente significativo” no significa “evidencia científica fuerte”. De la misma manera, en el campo periodístico una noticia que es un viral en los medios no es sinónimo de buenas prácticas profesionales, de datos y hechos fiables o de correspondencia con la realidad. 

A propósito de esto, Cameron English, director de Biociencias del Consejo Americano de Ciencia y Salud (ACSH), hizo una compilación de la ‘mala ciencia’ que fue ampliamente divulgada en el último año. 

“El año pasado se publicaron muchos estudios que alegan que el uso de cigarrillos electrónicos (vapeo) conlleva consecuencias muy graves para la salud, desde depresión hasta disfunción eréctil y un mayor riesgo de accidente cerebrovascular”, escribe English. “Cada periódico generó una cobertura mediática generalizada, por lo general un medio de comunicación duplicó la cobertura acrítica del último, dando a los consumidores la falsa impresión de que el vapeo representa una amenaza para la salud mayor de lo que realmente es. Cuando examinamos estos estudios con más detalle, identificamos sus graves fallas y las informamos a nuestros lectores”.

Después de varios meses de amplia circulación mediática de desinformación y demonización de los cigarrillos electrónicos como “responsables” por las muertes y hospitalizaciones por lesiones pulmonares graves, los casos de EVALI desaparecieron como magia cuando se retiraron los cartuchos de líquido con acetato de vitamina E de los mercados ilícitos.

Investigadores de la Universidad de West Virginia (WVU) culpan a los “compuestos orgánicos volátiles” en los cigarrillos electrónicos de nicotina por los casos de EVALI. El estudio llevado a cabo por la Facultad de Medicina de WVU fue ampliamente difundido en periódicos en los Estados Unidos. 

A continuación, algunas de las noticias sensacionalistas y mal informadas que han difundido los medios.

¿Vapear todos los días causa disfunción eréctil?

En la lista de mala investigación sobre el vapeo están los estudios que informan de supuestas afectaciones que comprometen el sistema circulatorio; este caso en particular afectaría a la población masculina. Según reportó el medio masivo CNN el pasado diciembre, “vapear duplica el riesgo de sufrir disfunción eréctil en hombres de más de 20 años”. Sin embargo, el entregar información incompleta y sesgada da vía libre para la malinterpretación, pues este medio obvió que la estrategia de recopilación de datos del estudio se basó en el autorreporte. Además, estos reportes fueron clasificados con base en una sola pregunta: “Muchos hombres experimentan problemas con las relaciones sexuales. ¿Cómo describiría su capacidad para obtener y mantener una erección adecuada para una relación sexual satisfactoria?”; suficiente para considerar que es excesivamente corto para convertirse en un diagnóstico sobre el tema.

Incluso en el estudio se indaga sobre qué tanto el paciente fuma o vapea, pero no se encuentra una conexión entre el vapeo diario y la disfunción eréctil. Por el contrario, no es posible sostener la idea de que el vapeo sea el único causante de esta afección, sobre todo cuando el cigarrillo por combustión posee más nicotina que los líquidos que consumen los vapeadores.

¿El vapeo incrementa el riesgo de sufrir un accidente cardiovascular?

Ningún tipo de calamidad médica debe subestimarse, sin embargo, hablar de un aumento del riesgo de daño cardiovascular escandaliza a cualquiera. Así, la posición de la American Hearth Association (AHA) al anunciar vagamente que sus investigadores han relacionado el vapeo con el alto riesgo de accidente cardiovascular, situación que fue aprovechada por el amarillismo desmedido de los medios, es poco cuidadosa, por decir lo menos.

La AHA afirmó que “los usuarios de cigarrillos electrónicos tienen un 15% más de riesgo de accidente cerebrovascular a una edad más temprana que los fumadores tradicionales de tabaco, según los hallazgos preliminares”. El estudio jamás fue publicado, pese a que los autores fueron programados para presentar sus resultados en la conferencia anual de la AHA. A la fecha sigue sin ver la luz y puede ser, presumiblemente, porque tras una exhaustiva revisión encontraron que los resultados obtenidos fueron muchísimo menos impresionantes de lo que dijeron. De hecho, el riesgo de accidente cardiovascular para un vapeador se incrementa en un 1,09%, mientras que para un fumador el riesgo es superior al 6,75%.

¿Los huesos también sufren?

Otro estudio, esta vez publicado por el portal MSN, acusa que “la evidencia contra el vapeo está aumentando, y un nuevo estudio ahora relaciona los cigarrillos electrónicos con un mayor riesgo de fracturas de huesos”. La fuente es un resumen confusamente interpretado, pues de hecho los investigadores encontraron que en los vapeadores actuales la prevalencia de fracturas es menor que en los exvapeadores. Entonces, si el cigarrillo electrónico causa daño óseo, ¿por qué dejarlo está asociado a un daño mucho mayor?

¿Depresión en jóvenes por culpa del vapeo?

Esta asociación entre vapeo y depresión provino de una de las viejas organizaciones activistas patrocinada por tabacaleras, la Truth Initiative, en un reporte publicado en septiembre de 2021, donde asegura que “dos crisis de salud entre los jóvenes, una crisis de salud mental y una epidemia de vapeo, plantean amenazas cada vez mayores para una generación de jóvenes”.

Dentro de su comunicado, la organización asegura que “aunque es bien sabido que la nicotina daña los cerebros en desarrollo (…), menos conocidas son las preocupantes conexiones entre la nicotina y la salud mental”. Sin embargo, la correlación entre la nicotina y la depresión va en contravía de la desinformación de Truth Initiative, pues se ha demostrado que el consumo de nicotina tiene efectos antidepresivos.

El mito del vapeo como recaída en el tabaco

Existen ahora muchos estudios que avalan la seguridad y eficiencia del vapeo como terapia de cesación, sin embargo, los investigadores en control de tabaco simplemente cambiaron la regla con la que se miden dichos estudios. Los fumadores que cambian completamente al cigarrillo electrónico ahora son contados ahora como “recaídas”. Incluyen a quienes ahora vapean más y solo fuman por combustión en contadas ocasiones. Esencialmente, los expertos consideran el uso dual como una recaída, aunque estos fumadores terminan al cabo de un tiempo completamente alejados del cigarrillo.

La epidemia estadounidense de “vapeo juvenil”

Este es tal vez uno de los temas que más escandaliza al público en general y del cual los medios (des)informativos se aprovechan para posicionar sus productos frente a más audiencia. Sin embargo, los datos obtenidos en un estudio demostraron que solamente cerca del 20% de los estudiantes de secundaria admitieron haber probado el cigarrillo electrónico, pero la mayoría de estos ya eran fumadores recurrentes. “Este resultado es consistente con otra investigación reciente que muestra que la disminución en el uso de cigarrillos se ha acelerado después de la introducción de cigarrillos electrónicos”, aseguran los investigadores.

Vapor de segunda mano: ¿es dañino?

Un estudio publicado en enero de 2022 expuso el daño al que podrían estar sometidas las personas que comparten un espacio cerrado con un vapeador, que se convertirían en “vapeadores de segunda mano, por el desarrollo de posibles enfermedades respiratorias. Este estudio tiene una divergencia en su análisis, además de una altísima tasa de deserción de sus participantes (+75%), pues además de la exposición al vapor de segunda mano, la mayoría de los participantes hacía uso personal de estos dispositivos, incluso con cannabis, en adición al consumo de ambos productos de modo combustible. Así, es obvio que no es coherente apuntar a un resultado sensato cuando los participantes ya son consumidores activos o regulares de productos combustibles y electrónicos, de nicotina o cannabis.

Conclusiones

La popularidad del vapeo puede analizarse desde diferentes puntos de vista. Lo que es innegable es que su crecimiento acelerado, que se viene dando desde hace más de una década, se aprovecha para crear alarma y centrar la atención del público en las cadenas desinformativas, asociando el daño que causa el tabaquismo con una alternativa que, a nivel científico y en la vida real, ha demostrado ser la alternativa para los fumadores.

Apostar por la incredulidad del público para acercarse y hacer apología al miedo ha sido una estrategia certera que no ha permitido a muchos fumadores realizar su transición. Esto en el mejor de los casos, pues existen regiones enteras del mundo que, por estudios pseudocientíficos, tergiversados y por mentiras mediáticas, tienen prohibido el consumo de cigarrillo electrónico.


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